viernes, 20 de junio de 2014

La hermana menor (Capítulo final)



¿Cómo me saco a Lola de encima? ... se me ha ido el santo al cielo (por no decir la pija) a punto de ahogarme en un vaso con agua viendo la cola a la hermanita, y hablando de vaso con agua me cago por una caña y se me ha ido la perola. Así, paramos el coche en una tasca de mala muerte a media marcha para bebernos unas cervezas de caña doble.

El gilipollas de José Juan ha pegado un sueño y está más "colocado" que los cerdos que mata en el iphone, mientras Cassandra sale del coche jalándose el pantaloncito, "me acompañas a los servicios? guapo", me dice, mientras Lola asienta con la cabeza porque la pocilga es una jacho lleno de borrachos y no pretende que su hermanita corra riesgos. Esta escena, por la puta madre que me recuerda a la película de vampiros de Tarantino, la del bar friki en medio de la nada donde pelean entre todos y terminan de culo en algún crepusculo. Lola me mira preocupada desde el coche con cara de chunga mientras Cassandra mueve la cola camino al retrete. Voy tras ella mientras un borracho bota un canuto empanado.

En la pocilga, llamada "La priva del rollete", Cassandra me ha tomado por sorpresa y me da un beso entre la cuadrilla de borrachos; me coge la pija dura con la mano y me susurra "cógeme ahora tío y no jodas ...". Abrí la puerta del retrete con el culo y empujamos al pavo que orinaba a medias para echarnos un polvo dentro de uno de los compartimientos del asqueroso baño. Cassandra tiene la piel suave y tersa , no lleva sujetador en las tetas y tiene los pezones muy rosados; tampoco lleva bragas la muy puta y tiene el coño perfumado, y con olor a nuez de leche que contrasta con la bomba fétida del lugar (aquí los Hombres G se habrían ido a la mierda).

En plena faena y en pelotas, acaba de entrar José Juan al retrete para mearse y sacudirse el gaznate. El "colgao" imbécil no se ha dado cuenta de la estocada a la novia a pesar de los jadeos de yegua tierna. En ese preciso instante le tapo la boca y Cassandra me muerde los dedos y grito de dolor (además de yegua, perra). José Juan ni voltea y aún sacude la sin hueso. Sin previo aviso ha entrado Lola al retrete y le coge los cojones al pendejo este; se pone de rodillas y engulle el platanazo; mientras sigo embistiendo a la hermanita y para hacerle franca justicia ... ya no sé si excitarme o enojarme. O soy un pavo con rollo o un gilipollas muy moderno, igual me trago este mogollón. Olé!

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